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Vega de Pas

Situado al sureste de Cantabria, en el límite con Burgos, Vega de Pas es una de las tres villas pasiegas, constituida en la época medieval. De aquí descienden cántabros ilustres como Marcelino Menéndez Pelayo, el marqués de Valdecilla y Gerardo Diego. De esta tierra fueron también muchas de las amas de cría de la Corte española durante siglos.

El “pasiego” es el más claro prototipo de los habitantes de Cantabria. Posee una personalidad muy singular, basada en una enorme vinculación con su tierra. Es individualista, desconfiado y buen comerciante.

El “cuévano” es sin duda su principal signo de identidad y ocupa un lugar predominante en la peculiar vida pasiega. Lo mismo que las típicas “cabañas“, construcciones rústicas con tejado de pizarra, mitad casa y mitad cuadra para el ganado, que son utilizadas temporalmente para la “muda“. Así denominan los pasiegos al continuo cambio de cabaña en que viven en busca de los mejores pastos para su ganado.

Entre sus costumbres lúdicas sobresalen el “salto pasiego“, una especie de salto con pértiga, y los bolos.

Sus monumentos más significativos son la iglesia parroquial (XVII) y el sanatorio del Doctor Madrazo, de principios del XIX y obra singular en su época. La plaza de Vega de Pas concentra también una gran belleza arquitectónoca por sus casonas montañesas con balconadas.

El sobao y la quesada, los dulces autóctonos de Cantabria por excelencia, logran en este municipio su máxima exquisitez. Los pasiegos conservan las recetas caseras con el más riguroso celo y sólo las transmiten de generación en generación. Son igualmente extraordinarios su mantequilla casera y los quesucos pasiegos.

Vega de Pas, junto a San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera, conforma el conjunto denominado las “tres villas pasiegas”.

Lo realmente significativo de esta aldea es su arquitectura rural, concretada en la cabaña pasiega, cuya influencia queda patente en su tradicional modo de vida. Se trata de una sencilla construcción de piedra utilizada por el pasiego en su particular vida trashumante en busca de los mejores pastos para el ganado.

Su repostería artesanal basada en la fabricación de los típicos sobaos y quesadas (con mantequilla pasiega) goza de reconocido prestigio en toda la geografía española y ocupa a gran parte de su población. A la entrada del pueblo se encuentra un interesante museo etnográfico dedicado a las villas pasiegas, cuya visita recomendamos.

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