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El MMC acogerá charlas sobre la cocina en los barcos

El martes, día 18, y el miércoles, día 19, el Museo Marítimo de Cantábrico (MMC) ofrecerá, dentro de su ciclo "Tertulia del muelle", dos charlas en torno a la cocina en los barcos bajo el epígrafe "Ranchos y pucheros a bordo"

El martes 18 a las 19:30 horas,  intervendrán Mercedes Perales Villa,  “muchacha” de barco, hija de pescadores y armadora, y  José María Arenillas “Josón” y cocinero de barco, a quienes acompañará  Floren Bueyes, chef de reconocido prestigio.Todos ellos, estrechamente relacionados con el sector pesquero de Cantabria, van a rememorar historias de sus vidas, testimonios de sus padres y abuelos, siempre en el ámbito de la pesca, los muelles y las embarcaciones. También, los modos de vida, las costumbres de los pescadores, marineros y cocinero, así como de las mujeres y “muchachas” en tierra.

El miércoles, día 19, a las 19:30 horas, y en el restaurante del MMC, estará dedicado a los productos del mar. Nuevamente, Floren Bueyes dará a conocer como es su preparación y valor nutritivo, y recordará recetas olvidadas y descubrirá nuevos platos. Al finalizar, se animará a los asistentes a que preparen varios platos a base de pescado de temporada.

La actividad propuesta tiene el objetivo de favorecer el mantenimiento y la difusión de esta manifestación cultural, enraizada en los hombres de la mar y las comunidades marítimas con sus propias singularidades, tanto locales como regionales, que parten de la propia subsistencia abordo.

Normalmente, a popa se instalaba un trébede en las embarcaciones de pesca para la preparación de la comida caliente; la tripulación, con una sencilla cuchara, compartía el guiso. Una situación tan sencilla abarloada al muelle, se convertía en una fuente de problemas con mala mar. El fuego debe ser mantenido en una embarcación de madera, hace falta leña o carbón, y la inestabilidad del guiso promueve frecuentes derrames. Así, cuando había temporal o mar gruesa, el fogón raramente se encendía y no había comida caliente.

Una parte importante de las calorías era aportada por el vino y el café o un sucedáneo, el primero fácil de estibar y el segundo con los problemas de su preparación.

El plato básico puede concretarse en un puchero de patatas con pescado; las primeras se mantienen bien a bordo y el pescado era fruto de la propia actividad del barco. Este guiso se complementaba con diferentes productos y ha recibido tradicionalmente distintos nombres locales, calderetas y marmitas, dependiendo del contenedor donde se prepara, con sus propias variantes.

Cuando se llevaban a cabo mareas de mayor duración, como las del bacalao, los problemas de avituallamiento y conservación de los productos, especialmente el agua, derivada en sus propias peculiaridades.

Todo este patrimonio cultural se ha interpretado y ha evolucionado como forma de la cocina marinera en muchas ocasiones hacia una cocina actual e interpretativa, pero con las raíces del rancho de abordo y la esencia de la calidad del producto del mar.