Iglesia con tres naves de la misma altura, aunque las naves laterales son más estrechas que la central, con cubiertas de bóvedas de crucería que se apoyan en grandes pilares cilíndricos. Tiene torre cuadrada en el hastial. La fachada consta de dos cuerpos, en el inferior tiene una puerta rectangular adintelada, que está flanqueada por dos columnas sobre basamento rectangular, y por columnas pareadas y pilares. El cuerpo superior, separado del anterior por una imposta moldurada, está rematado por un frontón circular, flanqueado por pináculos piramidales. Este cuerpo tiene dos óculos circulares alrededor de una hornacina central con la imagen de San Pedro, hornacina que también está rematada por un frontón circular, aunque flanqueado por bolas herrerianas. En el extremo de este cuerpo hay dos pilastras salientes sosteniendo las imágenes de Santiago y San Pablo. Son muy importantes los retablos del templo. El más antiguo es el de la Vera Cruz, romanista, de un momento avanzado del siglo XVII. El resto de los retablos son barrocos. El retablo Mayor es uno de los mejores retablos de estilo rococó de la región. Fue realizado por maestros del taller de Limpias-Liendo. En él se halla el grupo del famoso Cristo de Limpias acompañado de las figuras de San Juan y La Dolorosa, del XVIII, grupo derivado de los modelos sevillanos del último tercio del siglo XVII, cercano al estilo de Pedro Roldán. La imagen de San Pedro es anterior, de mediados del siglo XVII. También es importante el retablo de Nuestra Señora del Rosario, de estilo churrigueresco y del mismo taller de Limpias-Liendo, siendo su autor Francisco de la Piedra a mediados del XVIII. Contiene abundantes imágenes, algunas procedentes de otros retablos de la iglesia, destacando entre todas ellas la imagen titular, para cuya autoría se ha propuesto al extraordinario escultor Salvador Carmona, con cuyas obras tiene claras concomitancias.