Los secretos de la Colegiata de Santillana del Mar
Hoy queremos recorrer con vosotros uno de los lugares más visitados de nuestra Cantabria Infinita. Ubicada en un pueblo declarado “uno de los pueblos más bonitos de España”, Santillana del Mar, nadie recorre sus calles, observa sus balcones, y se adentra en sus comercios, sin visitar su imponente Colegiata de Santa Juliana. Pero, ¿Qué conocen los viajeros sobre la Colegiata?. Hoy queremos descubriros algunos de los misterios, leyendas y secretos que rodean este edificio. ¿Quieres descubrirlos con nosotros?. Solo tienes que seguir leyendo.
Empecemos por sus inicios. Antes de ser Colegiata, esta imponente obra arquitectónica fue ermita, entorno al siglo IX y luego cenobio, o monasterio, alrededor del siglo XI. La transformación del antiguo monasterio en Colegiata, se produce a mediados del siglo XII, época en que se edifica el templo actual, en estilo románico, el más amplio de la cornisa cantábrica. Su seña de identidad es su claustro con 42 capiteles de variada temática y una completa evolución de la escultura románica. Junto a sus muros se observan los sarcófagos con motivos heráldicos de personajes relevantes del clero y la nobleza de la época. En el centro del crucero se erige el sepulcro de Santa Juliana, cuyas reliquias se guardan en la arqueta del retablo con los escudos de la Casa de la Vega.
Pero, ¿qué historia esconden esas reliquias, de la santa que dio nombre, no solo a la Colegiata, sino a Santillana del Mar?. Pues, según cuenta la leyenda, la joven Juliana de Nicomedia fue martirizada en Asia Menor, actualmente Turquía, durante las persecuciones emprendidas por el emperador Diocleciano a finales del siglo tercero. Sus restos fueron traídos en el siglo IX por algunos monjes peregrinos. En época del rey Alfonso III, se construyó una ermita bajo la advocación de la santa, donde custodiar y venerar sus reliquias, y posteriormente un cenobio, que prosperó bajo la protección de la nobleza local. Fue el rey Fernando I de Castilla, en 1045, quien le dio el impulso definitivo con el otorgamiento de importantes privilegios, uno de los cuales consistió en poner bajo soberanía del abad de monasterio, tanto la villa como sus posesiones.
Esta bella joven, cuyo nombre era Illana, había nacido a finales del siglo III en Nicomedia, donde estaba la corte del emperador Diocleciano, en el seno de una familia distinguida perteneciente al Senado. Con un padre no sólo pagano, sino además perseguidor de los cristianos, y madre agnóstica, como no podía ser de otra manera, en el momento de su conversión al cristianismo Illana se hizo bautizar en secreto y renunció al matrimonio para entregarse totalmente a Cristo. El apuesto senador Eleusio quiso casarse con ella y su padre concertó el matrimonio, comprometiendo en ello su honorabilidad, pero Illana, o Juliana, como se la conoce en los ambientes cristianos, puso la condición de que no le aceptaría hasta que llegara a ser juez y prefecto de la ciudad, pensando que de este modo retrasaría la boda. El joven lo logró, pero entonces ella le puso otra condición, que no le aceptaría hasta que se hiciera cristiano. Ante esto, su padre dijo que prefería verla muerta antes que cristiana. Ante esta negativa por parte de la joven, fue encarcelada y sometida a tortura. Finalmente, con 18 años, fue decapitada el 16 de febrero del año 304.
Sus reliquias, una vez lograda la paz de Constantino, comenzaron un largo peregrinaje y después de muchas vicisitudes y de estar repartidas en varios lugares, llegaron a Cantabria, al lugar que hoy conocemos como Santillana (Santa Illana) del Mar, donde reposan en el centro de la Colegiata, en un sepulcro de piedra. Inicialmente lo que se construyó fue una pequeña y modesta ermita para albergar las reliquias de Sta. Juliana, lo que daría nombre al emplazamiento donde se encontraba. Sobre ella se levantó la actual colegiata, paso importante en el Camino de Santiago, en cuya fachada principal se encuentra una hornacina con la imagen de Sta. Juliana, venerada desde hace mucho tiempo, tanto por la Iglesia Católica como por la Iglesia Ortodoxa.
No hay peregrino del Camino del Norte, o Camino de Santiago por la costa, que no pase por Santillana del Mar y su Colegiata de Santa Juliana.
Pero lo que realmente ha dejado perplejos a los expertos son los detalles ocultos en la Colegiata. Algunos afirman que las esculturas de los capiteles contienen mensajes cifrados, mientras que otros señalan la presencia de símbolos esotéricos en las puertas y ventanas. Estos pequeños detalles enigmáticos han desafiado todo intento de descifrar su significado.
Uno de los más llamativos es un sarcófago situado en un lugar privilegiado de la iglesia, junto a la sacristía, en el que aparece la siguiente inscripción: “Viví feliz con mi esposa y mi padre el rey. Convertido en cenizas espero que el tiempo pase en esta tumba. Te darás cuenta que la abundancia de riquezas ha desaparecido en mi, por no haber podido vencer a la muerte”. Esta sepultura fue atribuida durante mucho tiempo a una persona noble, de hecho, las investigaciones han determinado que se trata de un infante, aunque hoy el misterio perdura pues nadie ha sido capaz de descubrir quien fue el personaje que allí reposa.
Pero este no es único enigma que rodea este magnífico edificio, ya que tampoco se sabe quien fue su constructor. A lo largo de los años, se han propuesto diversas teorías acerca de quién fue el arquitecto responsable de dar vida a esta magnífica obra. Algunos expertos sugieren que el arquitecto francés Juan de Colonia pudo estar involucrado en su construcción debido a las similitudes con sus otras obras. Otros apuntan a la influencia del arte italiano y creen que un maestro veneciano pudo haber liderado el proyecto. Aunque no existe un consenso definitivo, existen ciertas pistas que podrían ayudar a desentrañar el misterio. Por ejemplo, se ha descubierto documentación que menciona a un arquitecto local de la época llamado Juan Pérez, quien habría trabajado en la construcción de la colegiata. También se han encontrado trazos de estilo mudéjar, lo que sugiere la participación de artesanos musulmanes en el proceso.
A pesar de los esfuerzos por revelar la identidad del constructor de la Colegiata de Santillana del Mar, este sigue siendo un misterio sin resolver. La combinación de distintas influencias y la falta de pruebas concretas dificultan establecer una respuesta definitiva. Sin embargo, el legado arquitectónico de esta obra maestra continúa maravillando a quienes la visitan y deja espacio para la especulación y la imaginación. No obstante, debido a la falta de documentación y registros precisos, es difícil determinar con certeza quién fue el responsable de esta obra maestra arquitectónica.
¿Qué os han parecido estas curiosidades de Santillana del Mar? ¿Las conocíais? ¿Conocéis alguna otra?. Si es así cuéntanoslo, que estaremos encantados de oir vuestras curiosidades en nuestras redes sociales de Facebook, X e Instagram con el #ComparteCantabria.
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